miércoles, 30 de abril de 2008

seis

Veo los eructos atrapados en las gargantas de las personas, me siento en sus tormentas y clavo una mirada de loco al aire que les da en la cien. Hoy día desperté en la tina y era invierno. No me pude sentir mas triste solo mire el suelo y trate de contagiar a toda la clase de ese curso que me importa tanto como que los asesinos mueran de hambre en la isla de las niñas sin sueños.

Llegas y mi pena flirtea con tu soledad, un rito de caras tristes y secos ojos rojos de miradas devastadas. Se buscan, se atan, se tuercen, enmudecen. negro-castaño-negro-castaño-negro-castaño y tu lo entiendes. Me muestras los moretones de tus alas invisibles. Dejas caer un poco del concreto de tus pies -yo no se hacer castillos de arena de mentira- y eso tampoco te importa. Las estrellas son pequeños pedazos, pequeños pedazos, pequeños pedazos... mañana no despertaras debajo de la cama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Plácidamente poético.

Qué gusto!

Saluditos de nuevo!

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